El humanismo es un enfoque teórico que pone de relieve
las cualidades singulares del ser humano, especialmente:
- Su libertad y su capacidad de crecimiento personal: yo soy el único responsable de mis propias acciones y sus consecuencias.
- El valor que se otorga a la dignidad de la persona: la gente es básicamente buena.
- El objetivo de la psicología es comprender a las personas, no predecirlas ni controlarlas.
Así, los psicólogos humanistas, a diferencia de los conductistas y psicodinámicos, adoptan una
visión optimista de la naturaleza humana:
- Las personas pueden superar su herencia animal primitiva y controlar sus impulsos biológicos.
- Son seres racionales y conscientes que no están dominados por necesidades y conflictos irracionales e inconscientes.
Para Rogers, el ser humano desarrolla su personalidad al servicio de metas positivas: todo
organismo nace con ciertas capacidades, aptitudes o potencialidades innatas, que tiende a
desarrollar a lo largo de la vida convirtiéndose en lo mejor que puede llegar a ser.
Además de tratar de cumplir el potencial biológico innato, los seres humanos tratamos de hacer
realidad nuestro autoconcepto, nuestro sentido consciente de quiénes somos y qué deseamos
hacer con nuestra vida, a lo que Rogers dio el nombre de tendencia a la autorrealización.
La
personalidad se constituye como resultado del propio proceso de autorrealización: si un
sujeto la alcanza, su personalidad será madura y equilibrada; en caso contrario, nos
hallaremos ante personalidades insatisfechas y, por tanto, desequilibradas.
Los conflictos surgen por la presión social ejercida sobre el individuo. Éste, según Rogers, posee
un yo auténtico que se debe desarrollar en libertad, siguiendo sus genuinos intereses y
expectativas si quiere autorrealizarse. Pero en muchas ocasiones, los intereses de ese yo
personal no coinciden con los de las personas que le rodean, las cuales le fuerzan a seguir
caminos diferentes a los de sus deseos. De esa manera, las instancias socializadores (familia,
colegio, amigos,..) presionan para que el individuo se adapte a los intereses sociales dominantes.
Si el sujeto renuncia a su autenticidad por complacer a los demás, aparecen la insatisfacción y el
descontento con uno mismo. Si, por el contrario, el sujeto desarrolla plenamente su vocación,
estará en el camino correcto para poder sentirse plenamente satisfecho y realizado. Así, Rogers
considera que la diferencia entre la persona sana y la persona desadaptada se debe a la
congruencia o incongruencia entre el yo y la experiencia.
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